Distribución de las tierras del Imperio Inca y su técnica de cultivo

El Estado fraccionó las tierras en tres grupos; las tierras del Inca, las tierras del Sol y las tierras de los ayllus. Y para su organización política, se llevo a cabo la técnica del cultivo en terrazas o andenes.

Aquellas tierras que eran obradas por los campesinos para el mantenimiento del Inca, los nobles y el ejército, recibían el nombre de las tierras del Inca.

Además, los campesinos también trabajaban las tierras del Sol, pero para el mantenimiento de los sacerdotes, ceremonias y rituales.

Por último, las tierras que correspondían a las comunidades y eran racionadas anualmente por el curaca, eran las tierras de los ayllus. Cuando dos personas se casaban, se le entregaban tierras para que puedan subsistir. Y se les atribuía más tierras cada vez que nacía un hijo.

Todos los integrantes del ayllu debían trabajar y pagar el tributo (alimento y artesanía) donde eran guardados en los tambos o depósitos reales.

La técnica de cultivo se llevó a cabo en terrazas o andenes (se colocaban sobre las laderas de las montañas y estaban sujetadas por piedras que retenían la tierra fértil). El agua (de lluvia, del deshielo o de riego) era muy importante para el mantenimiento del cultivo. El agua era transportada por canales e iba filtrándose desde los niveles superiores hasta los inferiores (y se aprovecha mucho el agua).

Utilizaban excremento de aves marinas para abonar el suelo. Utilizaban la alzada y la taclla (palo cavador provisto de un apoyo en el que se sostenía el pie para hundir más el instrumento en la tierra). Dejaban descansar la tierra para mayor fertilidad (barbecho).

La papa, el maíz, la quínoa, el tomate, la calabaza, la col, variedades de ajíes y el algodón eran los cultivos más importantes.

Adquirían lana para sus tejidos de llamas, vicuñas y alpacas, por eso las criaban. La llama también era el animal de carga y era el animal que era sacrificado en culto a los dioses.